[vc_row][vc_column][vc_column_text]Una de las palabras que más se usan en español es “adiós”. Adiós es la unión de a+Dios, en inglés sería algo similar como “To + God” Ahora, usamos esa palabra de modo común pero originalmente eran las últimas palabras que se le decían a un difunto.
Ahora, es común usar expresiones como: “pensamos lo mismo porque estamos conectados”, “va como una moto”, “no me gusta hacer las cosas como un robot” o “a ese le ha enchufado su padre en el trabajo”… es decir, el contexto tecnológico se ha introducido tan fuertemente en nuestra forma de hablar como lo hizo la religión en su momento.
Entonces, mi pregunta es ¿no es buena idea aprender del contexto cultural a la misma vez que del idioma en sí mismo: Aprender del TEXTO y del CONTEXTO.
¿Por qué lo alemanes elevan la voz más que los suecos, los españoles más que los germanos, los magrebís, más que los hispanos, etc…? ¿Por qué las lenguas cuánto más lejos estén de África, tienen menos fonemas (el idioma de los maoríes de Nueva Zelanda tiene menos de la mitad de fonemas que los originarios de Tanzania)? Todas esas preguntas vienen a mi mente y me emociona encontrar las respuestas.
Cuando estudiamos un idioma necesitamos aprender de las tradiciones, comidas, bailes, refranes, arte, política, etc… de los países en los que se habla ese idioma. ¿Por qué los mejicanos siempre hablan “de usted” formalmente, pero no hay una frase sin una palabrota (dirty word)?
Igual que un bailarín de danza necesita música, decorado, ropa, buena forma física, etc… Aprender un idioma no se puede limitar solamente a una combinación de palabras y fonemas unidos intencionadamente, necesita interacción con todo lo que rodea a ese idioma…. por eso: inmersión es el camino más honesto y conveniente.
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