[vc_row][vc_column][vc_column_text]En el diccionario de la R.A.E, el más oficial y legítimo que tiene nuestra lengua, a un profesor lo define como: “Persona que ejerce o enseña una ciencia o arte”.
Estas nueve palabras dicen muchísimo. Según esta definición, “la que vale” nos dice que cualquier persona puede ser profesor. Sí, no solamente un colegiado o titulado tiene el derecho de instruir, no. Todos, al ejercer o aprender una ciencia o un arte, automáticamente nos convertimos en profesores. Esto aunque parece obvio y claramente latente en los tiempos en los que vivimos, ya que, por lo menos en occidente, no lo era hace pocas décadas cuando la escuela elevaba a poco menos que a mesías a cualquier profesor y sus instrucciones las recibíamos como si estuvieran talladas en piedra en las tablas de Moisés.
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Ahora, la era digital lo ha revolucionado todo y eso hace más “de tú a tú” la relación con tu profesor ¿verdad?. No quiere decir que sea mejor, sino que por lo menos, tienes la opción de elegir al profesor que mejor se adapte a tu ritmo y que creas que te va a ayudar a alcanzar esa meta que te has propuesto; y es entonces cuando te preguntas cómo es el profesor ideal y cómo debería buscarlo.
Esta es la pregunta, sin duda. Yo creo, en mi caso, que influyen varios factores y como siempre, depende no solo de cómo es el, sino también de cómo eres tú.
Sí, tenemos que encontrar a un profesor que nos sepa despertar la ilusión, nos dé la satisfacción del aprendizaje desde el día uno, que sintamos el beneficio desde la primera clase y sobre todo, que haga el proceso honesto y divertido.
No me gusta hablar de dinero, mi profesor de japonés tiene una tarifa alta pero, para mí, es barato ¿por qué? Porque aprendo. A la hora de elegir un buen profesor, hoy, en la era del Internet, necesitamos encontrar a uno que provoque que seamos independientes, que despierte nuestra curiosidad y nos facilite recursos constantemente para que nuestra ávida curiosidad no se apague.
Nosotros podemos aprender un idioma solos, con los miles de recursos que hay en Internet y la facilidad de viajar del s. XXI, tenemos la posibilidad de ser auto-didactas y eso, es lo que tiene que saber y alentar un profesor-guía.
Mi consejo es que huyas de los profesores que diseñan sus clases de manera de que todo gire entorno a él, que no alimente ni tu seguridad y ni confianza para que así necesites siempre de su ayuda. Hay que evitar el “profe-medicamento” que busca que seas “estudiante-crónico” y así estés ligado a él de “por vida”.
Un profesor debe ser un 101% honesto y decirte siempre en qué momento de inter-lengua estás viviendo. Un profesor no puede dejarse llevar por su ego y reconocer que puede que esté usando un método que no sea el mejor para ti y no caer en el pensamiento de que: si tú no aprendes ¡es culpa tuya!
Huye de un profesor que siga un método rígido, estructurado con libros o manuales de hormigón idénticos para todos los alumnos. ¡¡Error!! Cada persona es diferente y aprende de forma diferente, entonces ¿por qué el mismo manual-método?
Esto queda más latente en los profesores en línea, aquí se debe esforzar el maestro para que cada clase sea interesante y muy interactiva. Si un profesor se agarra de sobremanera a un método o estructura (como casi siempre pasa en las academias de idioma, donde lo que vas a enseñar lo sabes antes incluso de que empiece el curso) sin importar las cualidades cognitivas del estudiante, entonces, como dice el refranero: más vale solo que mal acompañado. ¡¡Mucha suerte y que ojalá encuentres a tu profesor ideal!![/vc_column_text][vc_empty_space height=”17″][/vc_column][/vc_row]