[vc_row][vc_column][vc_column_text]Hoy es 29 de agosto ¡Queda menos de un mes para nuestra inmersión lingüística! ¡Sí! Las sensaciones son muy positivas y eso se palpa en el ambiente… y en mi sonrisa, en nuestras sonrisas, las de los estudiantes también.
Hoy, mientras se enfriaba un té, he visto el vídeo de la última “newsletter” y la verdad es que genera un “buen rollo” que espero que llegue a todos los estudiantes. La verdad es que cada vídeo significa mucho trabajo, en el diseño, la grabación, la edición y la publicación del vídeo, pero el placer de que pueda ayudar a uno solo de vosotros compensa tanto “curro”. Es por eso que me gusta visualizarlo para saber “en frío” si he hecho un trabajo digno o no.
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Después de re-ver el vídeo, he buscado en YouTube vídeos que pudieran contener un contenido similar y aquí es donde me ha impactado la enorme cantidad de recursos que aparecen por todos lados. Miles de vídeos (no exagero), miles de post en Instagram , de decenas de miles en Facebook… Spotify… Tik Tok, etc… Realmente la oferta es mareante.
Cuando una persona busca por un contenido en particular ¡¡Boom!! es bombardeada con miles de opciones y sugerencias que hacen que durante un momento no sepas exactamente dónde “clikar”. Es un cruce de caminos digitales casi infinito. Es igual que la sensación que tenían nuestros abuelos o padres cuando buscaban una información específica en la biblioteca y delante suyo, en la estantería, había varios libros que podían darles una respuesta. Ese mismo dilema pero elevado a la enésima potencia es el que se nos plantea en esta sociedad digital..
Subconscientemente tendemos a buscar la opción que conocemos porque nos da la impresión de que el autor, aplicación o manera de explicar, ya la conocemos. Sin embargo, cuando el estudiante que llevamos dentro tiene un espíritu aventurero… ahí empieza la indecisión y el deseo de descubrir algo nuevo eclipsa al conservador que se conforma con lo experimentado.
La pregunta que plantea este artículo es: Hay mucha cantidad pero ¿y la calidad? ¿Elegimos un “post” por los colores, lo guapo o “guays” que sean los protagonistas, la duración del vídeo? ¿o nos detenemos en evaluar la calidad del contenido? A veces es muy sorprendente la falta de rigor en las explicaciones, ejemplo escritos o ejercicios gramaticales que encuentro en la red, especialmente en Instagram, y como esos post tienen cientos de “me gusta” cuando no miles. Estoy en contra del conservadurismo, pero sí del anarquismo gramatical. Es igual que cuando cocinas o enseñas a cocinar, siempre hay que innovar y mezclar, investigar, fusionar… pero los alimentos deben estar bien cocinados. Da igual lo que cocines pero los alimentos deben estar sanos o de lo contrario podemos enfermar.
En este camino infinito del aprendizaje hay mucho cruces e incertidumbres y cada decisión te lleva a lugares increíbles en todos los sentidos, lo importante es sentirte convencido cuando das ese primer paso en la nueva dirección porque como decía el poeta: Caminante no hay camino, se hace camino al andar.
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