[vc_row][vc_column][vc_column_text]Hace apenas pocos meses que he empezado a realizar entrevistas a personas nativas hispanohablantes, pero que son originarias de distintos países o regiones, con la intención de mostraros la gran riqueza en forma y estética de este maravilloso código que es la lengua española.
Las entrevistas son sin guion, improvisadas y si bien, el eje central es la cultura y el idioma, siempre se plasman aspectos personales y familiares que hacen estas entrevistas más humanas y puedan así convertirse en un espejo dónde mirarnos. Mis entrevistados, al hacer un ejercicio de memoria, obligatoriamente usan las formas de pasado y eso me hace pensar en lo siguiente: ¿por qué gastamos más de la mitad del tiempo y la energía del aprendizaje de un idioma, especialmente el español, en los tiempos verbales pretéritos, cuando el pasado nunca volverá jamás?
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El español tiene diez diferentes tipos de pasado con los que podemos ser precisos y extensos en la descripción de acciones o hipótesis que ya ocurrieron, es el idioma que más variedad tiene, siendo estrictos – el pretérito perfecto- nos puede indicar que una acción lleva ocurriendo desde que nacimos hasta hoy, pero ni esa ni ninguna de las otras nueve variedades nos devolverá esas acciones que ocurrieron en el pasado.
El pasado, el subjuntivo, el condicional, el futuro (¿sabes? ¡Hay idiomas, como el japonés, en los que no existe el futuro!) son tiempos verbales que pragmáticamente son estériles. Entonces, ¿estamos pensando en el pasado para un futuro? Esta pregunta es muy importante y mi respuesta es: que estudiamos el pasado para saber más de los otros y que ellos también sepan más de nosotros. Por eso mismo, es importante poner el corazón en nuestra comunicación diaria. Al poner los cinco sentidos en lo que decimos y escuchamos, la comunicación será verdadera y fructífera. ¿Cuántas veces en tu vida has estado “escuchando” a tus profesores, en tu idioma, y era cómo el zumbido lejano de una mosca? ¿Lejano en el espacio?
Con un nuevo artículo, un viejo mensaje: querer comunicarse es mucho mejor que aprenderse todas las reglas del universo académico. El mundo presente está ahí, no podemos interactuar con acciones que ya sean cosas del pasado ¿verdad?
Verdad que cuando preguntas “Hola ¿cómo estás?” dentro tuyo hay una emoción real, y si la respuesta del otro es en pasado, la intensidad baja, pero si la respuesta es en presente también, ese cosquilleo oral sigue activo ¿sí? Pues entonces, echa todas tus emociones en cada palabra y verás que esas emociones pasadas, esas realidades presentes y esas metas futuras las harás tan presentes como estas palabras que ahora mismo estás leyendo.[/vc_column_text][vc_empty_space height=”17″][/vc_column][/vc_row]