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Increíble-Mente

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Esta semana me ha comentado una estudiante de EE.UU que hace unos meses, en el quirófano, tras despertarse de la anestesia, empezó a hablar en español y las enfermeras sorprendidas le preguntaban porqué hablaba en otro idioma. Realmente su nivel de español es bueno y su interés por aprender y mejorar es ilimitado. Es decir, que yo sé de  buena tinta que ella tiene el español constantemente en su mente… pero para llegar a ese punto, me parece realmente increíble. Esto me lleva a pensar en el final del audio-artículo de la semana pasada: el idioma nativo de uno es con el que sueña… y aquí es dónde se me produce una duda infinita ¿cuál es el idioma nativo de esta estudiante? ¡¡ja, ja!!

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Cuando terminó la clase, sus palabras rondaban por mi mente y entonces, me vino a ella otro caso sorprendente, también compartido por otra estudiante, aunque en este caso, nacida en Jerusalén. De hecho, es de lo más sorprendente que he escuchado nunca. Os lo comparto.

La tía de esta estudiante, cuando tenía cinco años de edad, tuvo que salir de la Alemania nazi porque comenzaba al asedio a la comunidad judía y ya se sentían noticias de exterminio en los campos de concentración, por lo que junto con una expedición de otros judíos, se propusieron como objetivo pasar los Pirineos para, una vez en España, llegar a Galicia y así poder tomar un barco transatlántico que los llevara al este de EE.UU.

El transporte para cruzar Francia lo pudieron conseguir con relativa facilidad, sin  embargo, para cruzar a España, país aliado del régimen fascista germano, la cosa no era tan fácil y lo tenían que hacer a pie y por la noche. Los Pirineos son unas montañas duras, desagradecidas para quien no tiene experiencia de montañista y cien veces más para una niña de cinco años que, además de sus limitaciones físico-psíquicas, tenía que escuchar historias de miedo sobre lo que se iba dejando atrás; y por si fuera poco, constantes presiones y reproches de los adultos que la presionaban para que corriera más rápido o de lo contrario serían atrapados y exterminados. Toda esa mixtura de sensaciones hicieron mucha mella en la niña. Tanto que meses después, una vez llegó a la paz americana, empezaron a dejar secuelas en su psicomotricidad  y agravando su salud hasta el punto de dejarla discapacitada para moverse por sí misma, terminando en una silla de ruedas para el resto de su vida… o casi.

Esta niña de cinco años creció, consiguió la paz que buscaba, un marido generoso y auténtico que la cuidó hasta sus últimos días y testigo de un milagro que ocurrió cuando su querida esposa, empezó a sufrir de Alzheimer. Resulta que cuando su cerebro empezó a borrar su vida pasada, también eliminó aquellos días oscuros en la cordillera pirenaica y entonces, sus piernas ¡¡volvieron a moverse!!, a sostener su cuerpo y a guiarla en sus paseos al atardecer. ¿Inverosímil, verdad?

La mente es increíblemente increíble = increíble-mente; es por eso que te comparto estas experiencias asombrosas, que me han compartido dos de mis estudiantes, para animaros a “presionar” a vuestra capacidad, a no creer a esa vocecilla que nos dice ”no puedo”, a valorar nuestro esfuerzo cuando aprendemos otro idioma (más su cultura y tradiciones) y se nos aparece algún fastasma como “el subjuntivo” en español, los “phrasal verbs” en inglés, el “kanji” japonés o un largo etc… de “montañas gramaticales” que te harán escoger o que las observes como maravillas de la naturaleza o como una frontera inexpugnable que te hará perecer en el intento… yo me inclino, nunca mejor dicho, por lo primero.[/vc_column_text][vc_empty_space height=”17″][/vc_column][/vc_row]

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