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Mi España 6 – La Ciudad de Tarragona

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Para llegar a Tarragona tienes que cruzar una tentación: la parte norte de la Costa Dorada. Dejando atrás Barcelona, empieza una hilera de pueblos hilvanados por la vía del tren desde el norte. Empezando por  Castelldefels,  El Garraf, Sitges, etc…  desde la ventanilla del tren, vas viendo decenas de pueblitos y pueblos en los que antaño, podías ver un burro y una barca de madera azul y blanca sufrida y vieja, dando el toque romántico a la costa catalana. Después, al dejar Cubelles y adentrarte propiamente en la provincia de Tarragona, el cordón intermitente de antiguos pueblos pescadores, se ha convertido en una línea paralela de urbanizaciones turísticas y casi iguales tanto en plan de urbanización, como de servicios que ofrecen y personas que deambulan por ellas: totalmente prescindible.

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Entramos en la ciudad. Tarragona tiene una armadura industrial centrada en la refinería del petróleo y química que la hacen esconderse de todo catálogo glamuroso, de hecho, hospeda centrales nucleares que evitan que la ruta en barca por la costa sea todo lo bucólica que se desearía.

Todo y eso, las barcas que si encontraron inspirador a este litoral fueron las de los romanos. Aquí llegaron en el 218 a.C y decidieron levantar Tarraco que hoy en día, junto con Mérida (Extremadura) alberga el patrimonio romano más imponente del país. Estuvieron 300 años aquí y eso hace que su huella sea grande, hermosa e importante. No se puede esconder que es el principal reclamo de la ciudad y que gozarlo todo, te llevaría varias jornadas. Sin embargo, Tarragona es muy pragmática para el viajero curioso porque en poca superficie alberga multitud de atractivos para saciar de sobras las ansias de un enamorado de la historia, arquitectura o cultura, tanto romana como de Edad Media, el romanticismos, etc…

El mencionado anfiteatro y teatro romano son realmente conmovedores, es como viajar unos 2000 años de una sola tacada, es verdad y si quieres viajar hacia adelante unos pocos siglos, nada, a pocas manzanas,  está la Catedral de Santa María de Tarragona y entre estos puntos, muchos edificios y museos. En ese sentido estamos seguros de que tu apetito histórico quedará saciado. Pero ¿y el apetito de descubrir la Tarragona de ahora? Ningún problema porque la Rambla Nova nos lo sacia. Estas ramblas tienen su encanto y todo y sabiendo que al final está el precioso Balcón del Mediterráneo con vistas al horizonte, vale la pena retrasar ese momento disfrutando de la fauna humana que merodea por esa calle de obligada visita. Al igual que las Ramblas de Barcelona, tenemos un mundo oculto en las “cosas del día a día” que no por eso, son menos importantes. A mí me encanta ir al Mercado Central y comprarme la comida que luego disfrutaré en el Balcón. Ese mercado tiene un ritmo genial y muy auténtico. Eso no significa que no disfrute de un té o una cerveza en alguno de los muchos bares pequeños que me encuentro por la zona, no. Pero es que la luz de Tarragona tiene eso especial que hace que sea placer perderse en cualquier rincón y disfrutar de una rutina diaria que parece una película. Tarragona es lo suficientemente modesta en tamaño para mantener la esencia de pueblo, todo y siendo una capital de provincia.

Además, tiene un calendario de fiestas populares muy activo y desde primavera hay fiestas en toda la ciudad, por lo que adentrarse en nuestra cultura es mucho más fácil de lo que uno se imagina.

Antes de entrar en la Comunidad Valenciana, vía Castellón, voy a disfrutar de la provincia de Tarragona, hay secretos maravillosos, tanto como su clima.

https://www.instagram.com/p/CaUZm41FgHL/

 

 

 

 

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