[vc_row][vc_column][vc_column_text]Uno de los libros que más me ha impactado nunca es “Armas, gérmenes y acero” de Jared Diamond (premio Pullitzer – 1998). Un libro que, dependiendo de las convicciones religiosas o morales que tengas, te puede aclarar mucho el origen de la sociedad donde vives y de cómo ésta ha evolucionado hasta el día de hoy.
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En este gran libro, libro grande además por cierto, Jared asegura de que los primeros códigos de palabras, los primeros idiomas, localizados en el origen de la humanidad en el sureste de África, eran muy ricos en fonemas sin embargo, opuestamente, los idiomas de las últimas zonas del mundo en ser pobladas por nosotros, como Nueva Zelanda o la Polinesia, tienen tan solo unos pocos. Es decir, que los fonemas se fueron perdiendo por el camino. Por ejemplo, el idioma “Taa” (conocido también como Xoo) hablado en algunas zonas de Botsuana y Namibia, tiene unos 160 fonemas de consonantes y unos 45 vocálicos ¡¡más de 200!! mientras que nuestro querido español tiene 29 (24 + 5 vocales) o el inglés 45. Como dato, una lengua que usa variaciones tónicas como el chino “solo” tiene 67 fonemas y, como te decía, cuánto más lejos de África, menor es el número; de hecho, la lengua nativa de Nueva Zelanda, el maorí, solo tiene 15 fonemas.
Yo creo que este empobrecimiento, en lugar de enriquecimiento sonoro se debe (conjugo en presente porque creo que hoy sigue pasando) porque el primer contacto entre diferentes sociedades, se hacía principalmente entre adultos y está demostrado que a partir de los 6 años, los humanos perdemos plasticidad en el cerebro y sensibilidad en la agudeza auditiva, por lo que cuando un adulto escuchaba hablar a otro que era foráneo, su sentido del oído solo le permitía captar los sonidos que el había escuchado de pequeño en su propio idioma. Es por eso que a un japonés le cuesta tanto pronunciar la “rr” , porque su idioma materno no tiene ese fonema; o porqué el nombre del estado de Montana (EE.UU.) ha perdido la “ñ” de su nombre original: porque el inglés no tiene ese fonema. Sin dejar ese país, déjame compartirte que los españoles bautizaron el estado de Tejas/Texas cuando intentaban pronunciar taysha, que significa “amigo” en la lengua caddo, el idioma tribal que dominaba ese territorio antes de la llegada de los españoles, y así millones de ejemplos por todo el planeta.
Eso me hace pensar que el idioma, como cualquier canal de comunicación, tiende a simplificarse y que en un futuro no muy lejano, en español, desaparecerán las tildes y se memorizarán las sílabas tónicas (como en el inglés) y que también, la “z” desaparecerá y todas las palabras que contengan esa letra, se escribirán con “s” ya que la mayoría de hispanohablantes tienen el mismo fonema para ambas letras y también para la combinación “ce/ci”.
Por eso, siempre desde una perspectiva subjetiva, recomiendo tiempo, calma, té y una sonrisa a la hora de escuchar a un foráneo porque en cada una de sus palabras, de sus fonemas hay milenios de historia e historias. Es apasionante esconderse detrás de una taza de café, té o una cerveza fría y “espiar” como habla la gente local, o pasear por un mercado pretendiendo que vas a comprar, solo por escucharles y descubrir infinitos tesoros en su vocabulario, entonación o fonética… y si agudizamos el oído, podremos llegar a escuchar su alma africana.
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