Skip to content Skip to footer

La Vida es la Escuela

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Hace muy poco recibí una gran satisfacción en una de mis clases “on-line”, pude comprobar que se pueden reunir más de una aspecto del estudio del idioma en la misma lección sin  ningún problema y, todo y no siendo presencial la clase, la experiencia fue muy real.

Sí, en la misma clase hacíamos fonética, comprensión y análisis de lectura, gramática y conversación. Con la velocidad de la luz…. mejor dicho, de Internet, viajamos casi 2500 años para sentirnos como si estuviéramos en una clase de Aristóteles en medio de la naturaleza. Era una gran enseñanza y digo que lo era porque cuando terminó la clase, esa sensación se mezclaba todavía con el aroma de la comida que estaba cocinando. Parecía cómo si hubiera tenido una experiencia casi de Realidad Virtual.

¿Quieres escuchar este post? ↓

Utilizo este término porque lo que quiero trasmitir es que la realidad real, no la virtual, la vida, es la mejor escuela. La escuela que te enseña, especialmente en nuestros primeros tres años de vida, lo más importante, lo que no se olvida y casi todo lo que luego se trasmite a generaciones venideras: aprender a vivir, mejor dicho, a sobrevivir como ser vivo.

He aprendido en Benín, África Occidental, a pelar una piña sacándola el máximo de partido, a pescar sin caña ni red en Bangladesh, a hacer trampas en el cricket en India y para eso tenía que usar todo mi ingenio, mis habilidades y por supuesto, aprovechar al máximo todos los recursos que el entorno me ofrecía en aquellos momentos, ¿sí? Pues exactamente lo mismo debería ser cuando aprendemos un idioma o cualquier forma de comunicación: mezclar todo porque en la comunicación real también usamos todo: pronunciación, sintaxis, vocabulario, comprensión y expresión oral o escrita…

No estoy en contra de estudiar con suscripciones y cursos en línea, no, cualquier contacto con el idioma es bueno, pero lo más conveniente es que haya una relación de “ida y vuelta”, es decir: hablar y escuchar, escribir y ser leído. Si solo somos receptores, nos será más difícil en el futuro ser comunicadores. Entonces, si a la hora de la verdad necesitamos de todas estas habilidades ¿por qué no aprenderlas todas a la vez? Nuevamente, la respuesta me lleva a la inmersión, al estar rodeado, envuelto del idioma + cultura que se desea adoptar… y que deseamos que nos adopte.

Cuando aprendemos algo tenemos que buscar la esencia en la naturaleza, entonces ensayar, repetir, equivocarse, caerse y levantarse. Pues lo mismo con el idioma. El mejor cocinero es el que adapta la receta a su forma de ser y a su gusto personal, pues lo mismo nosotros cuando aprendemos un idioma. Tenemos que seguir la receta-gramatical, pero con nuestro toque personal y siguiendo las directrices de la naturaleza: la fruta en verano, la sopa caliente en invierno. Hay personas con las que nos gusta más hablar que con otras, o escribirnos o series de TV con las que conectamos más o menos, por la subjetividad de nuestro carácter.

Esto me lleva a una pregunta ¿si cada uno de nosotros es diferentes, por qué seguimos un patrón estándar como una escuela? Lo único que tenemos en común todos y todas es que estamos vivos: la vida… que sin duda es la escuela que siempre está abierta, 24 horas 7 días por semana.[/vc_column_text][vc_empty_space height=”17″][/vc_column][/vc_row]

Go to Top
Ir al contenido