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Los Mercadillos

[vc_row][vc_column][vc_column_text]España es un país de sol, de largas “primaveranotoños” que es así como yo llamo a la época de calor aquí en el Mediterráneo. Esto significa: vida en la calle, gente en las  terrazas de los bares y restaurantes, fiestas al aire libre, actividades culturales callejeras, paseos por la playa o por la montaña y, por supuesto, mercados al aire libre.

Los “mercadillos” son mercados ambulantes en los que una vez por semana se reúnen estos vendedores en un lugar acordado con el gobierno municipal, para vender todo tipo de productos. Esto quiere decir  que se crean zocos nómadas donde la algarabía, la multitud semi-ordenada y la mezcla de aromas de todo tipo de alimentos, se pueden sentir en el aire incluso unas calles antes de llegar al sitio donde esté ubicado el mercado.

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Indudablemente, como buen país de esta zona del mundo, el volumen de la voz no es bajo y cuando en pocos metros cuadrados se aglutinan varios tenderos y tenderas, se crea un coro de voces que dan un colorido acústico a nuestro paseo entre los puestos de venta. Algo así como cuando los pájaros trinan para llamar la atención de la hembra y procrear. Para mí, es casi imposible no sonreír o reír cuando escucho los reclamos de los vendedores para atraer a la gente hacia sus puestos de venta. ¿Por qué? Porque en estos reclamos publicitarios se juntan el arte,  la gracia, la seducción y el espíritu fenicio de los comerciantes de antaño. Escucha si no >> (audio original). Entrar en un ”mercadillo” es como retroceder a tiempos de antaño dónde ese evento era cómo una fiesta local y a la vez, punto de socialización y “cotilleo” imprescindible en los tiempos de pre-TV e Internet.

Hoy en día, en estos mercados ambulantes se puede pagar con tarjeta de crédito o teléfono móvil y comprar cosas realmente modernas, sin embargo en el resto, en su gran mayoría conserva la esencia de antaño: comida fresca y ropa.

Te aconsejo que cuando viajes por este maravilloso país, preguntes que día de la semana hay “mercadillo” en la localidad donde estés parando y si tienes la suerte de coincidir, no lo dudes, ¡ve! Vas a aprender más de nosotros y de nuestra cultura en un paseo de 20 minutos, entre esos puestos ambulantes, que en 20  vídeos de YouTube, libros de gramática o artículos de un “blog” como éste.

Entrar en un “mercadillo” es entrar con los  cinco sentidos en nuestro país… Y además, seguro de que compras algo rico y barato para deleitar en tu paladar.

 

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