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Mi España 11 – La Ciudad de Valencia (II)

[vc_row][vc_column][vc_column_text]En un segundo día por Valencia es muy difícil no empezar a sentirse diferente cuando pedaleamos por sus calles. Ya empezamos a ver que la gente nos sonríe, el ritmo de la vida es muy parecido al que siempre se hubiera deseado, y empiezas a tener la tentación de que Valencia sería un buen sitio para vivir una temporada. El murmullo de la ciudad ya hace tiempo que se ha convertido en un susurro y lo sientes hasta agradable. Además, si caes en la trampa de entrar por cualquiera de los accesos al centro histórico, descubres que hay un patrimonio histórico increíble.

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A Valencia le pasa lo que a Zaragoza, tiene monumentos y calles que si estuvieran en Madrid, Londres, París o Brujas, serían mil veces más populares. Todo y eso, tanto en las Torres de Quart como en otros edificios centenarios, conserva un toque singular que los hace  muy genuinos.

Cuando queramos hacer un avituallamiento  con alimento para seguir fuertes en la ruta, yo me pararía en el Mercado Central ¡Sin duda! Abre hasta las 3pm todos lo días, excepto domingo, y es de los mejores de Europa tanto en diseño arquitectónico como en contenido y producto. Una vez nos hayamos aprovisionado de alimentos, lo genial sería buscar una sombra frente a la Iglesia de San Nicolás, que todo y que la Catedral de Valencia sea la más famosa por su Miguelete (campanario) y sus obras de Francisco de Goya en su museo, la de San Nicolás tiene en su interior unos techos solamente comparados a los de la Capilla Sixtina del Vaticano. Para mí, el lugar más interesante en la ciudad sobre el arte histórico. Este edificio armoniza el estilo gótico valenciano del s.XV con el barroco de 200 años después, de una manera muy exquisita.

Nadie duda de que la comida más popular y mediática de Valencia es la paella y yo doy fe de que es inigualable pero ¿y si hablamos de bebida? ¿cuál se lleva la palma? Para mí, la horchata de chufa. Sí. No en vano, en el interior de la Ciudad de las Ciencias hay una horchatería. Pues venga, a pedalear hasta la Plaza Redonda que además de por su peculiar diseño, es famosa por la Horchatería Santa Catalina que en ella se ubica. La horchata no es la bebida más saludable por sus azúcares pero sin duda, yo pecaría bebiéndome una, o más de una en ella, además, a la fresca. La horchata se puede encontrar envasada en los supermercados… como también paellas pre-cocinadas, pero ¿cómo lo fresco? no hay nada.

Ahora ya sí, con el paladar relamiéndose de la chufa, los ojos recreados del centro con sus edificios impregnados de historia y con el optimismo por las nubes, vamos a pedalear 20 minutos para llegar a la Malvarrosa. La playa arrocera de Valencia. Este barrio, como muchos en Valencia y en otras ciudades del mundo, fue absorbido con las ampliaciones urbanísticas debido a las inmigraciones llegadas a la ciudad, aunque aquí, la esencia de pueblo se ha mantenido casi intacta, una prueba es que un vehículo puede aparcar muy sencillamente.

Una vez aquí tenemos dos opciones: o disfrutamos de un baño mediterráneo y luego nos comemos un buen arroz o pescado o viceversa, primero el arroz y luego el baño… pero no hay escapatoria, porque ambos: el mar y el cheff, son demasiado seductores.

Hay muchas zonas de playas auténticas en la ciudad, todo depende de las ganas que tengas de darle a los pedales. A mí me gusta y mucho el Saler con su playa. Sin embargo, si tienes mucha fuerza o pasión por los animales, a una hora en dirección sur está la Albufera de Valencia, una reserva natural tan hermosa como grande. Nunca mejor dicho: hay para todos los gustos, como con la paella.

Para terminar y antes de salir hacia Alicante mañana, quiero explicaros que en España hay un dicho muy famoso que es: “estás en la Luna de Valencia” Quiere decir que estás en tus propios pensamientos, ensimismado en tus sueños y no atiendes la realidad que tienes frente a ti. Yo, cuando viví la noche valenciana entendí lo que quería decir y, para vivir y entender la noche de esta ciudad hay que pasarla en el Barrio del Carmen. Sí.

El Barrio del Carmen es un laberinto de calles desordenado, por áreas no muy limpio pero con multitud de misterios. Misteriosos bares de luces y penumbras, con neones que forman un arcoiris eléctrico que te llevará al País de las Maravillas, de las maravillosas gentes de Valencia con una bohemia y desparpajo levantino inigualable. Lleno de pequeños restaurantes, comercios, bares de monologuistas, cómicos, músicos talentosos y otros artistas que harán que no te sientas extraño entre sus calles estrechas, en definitiva, harán que estés en la Luna… de Valencia.

Sigo hacia el sur…

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