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Mi España 16 – La Provincia de Almería

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Nada más salir de Murcia, siguiendo el litoral, nos encontramos con una montaña emblanquecida por casitas blancas, que se llama Mojácar. Nuevamente te encuentras en la encrucijada del turismo que convive con la autenticidad y que me recuerda a lo vivido en Altea hace unos pocos días.

En realidad, la costa almeriense es parte de ese hilo blanco que une, como dice la canción de Serrat, Algeciras y Estambul, las dos antípodas de la costa mediterránea.

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Con esto quiero decir que si, por ejemplo, deseas algo hermoso pero menos “retocado” por el cincel de la industria turística como el Barrio del Arrabal o la Cueva de los Letreros de Mojácar, puedes seguir paralelo a la sal de las olas por el litoral y vas a descubrir pueblos encalados y con un sabor de antaño que perdura en el estilo de vida de la gente local. Aunque si decides callejear por Mojácar, no dudes que vas a disfrutar. Como mínimo vas a hacer ejercicio para las piernas.

Lo que quería decir es que esto no significa que no se pueda disfrutar de Níjar y todo el Cabo de Gata, de hecho, Almería, para mí, es de las 8 provincias de Andalucía, junto con Huelva la que ha sabido resistir mejor a la especulación inmobiliaria que ha cementado buena parte de nuestras costas.

Almería es un lugar perfecto para cualquier tipo de retiro. Bien sea laboral, de Yoga, artístico,… cualquier acontecimiento en Almería tiene su espacio de intimidad, es como si la provincia en sí misma tuviera unas normas de discreción. Es una sensación muy subjetiva, pero que me apetece compartirla.

Para llegar a la capital, muy digna de ser visitada, tienes dos opciones. Puedes seguir por la costa, eso sí, parando en Carboneras o Agua Amarga que tiene unas playas, pescados y brisa que te seducirán para que te quedes días y días. Allí, prueba las migas de Almería en un día templado o frío y si no, un “chérigan” que es pan con ajo-aceite, jamón, atún… depende. Y que con una bebida fresca y la belleza de la simpleza del paisaje, te vas a relamer. Seguro.

La otra opción es por el interior de la provincia. Aquí hay un desierto, literal, de hecho, si pasas por Tabernas, puedes ver decorados de cine muy utilizados en las producciones de Spaguetti-Western hace unas décadas; y vídeos musicales o Juego de Tronos hace pocos años. Pero como siempre, el sabor real de la gente y su hacer, se encuentra entre tu punto de salida y tu objetivo. Ahí, escondidas de las guías turísticas, tenemos poblaciones auténticas por su modesto atractivo como Sorbas o Cañada de Miralles que no tienen nada y a su vez, lo tienen todo… menos el menú en inglés en sus bares locales. De hecho, muy cerca del desierto está la Sierra de los Filabres y la Cañada del Tesorero que es dónde yo creo que están los pueblos con más encanto, casi tanto como encantadoras son sus gentes… y como encantador es el entorno y paisaje. Y si quisieras animarte a hacer senderismo y visitas a pueblecitos, no te pierdas Sierra Nevada que, fuera de la estación invernal, te ofrece cientos de kilómetros de rutas encantadoras y retadoras a todos los niveles.

Sé que la playa de Almería tiene algo especial, de verdad, ya que el Mediterráneo llega débil a sus costas y parece un balneario ya que incluso las olas aterrizan de otra manera en la arena, y te lo digo yo que las vi con 5 años y desde entonces no me he olvidado. Sé que el Parque Natural del Cabo de Gata es de visita obligatoria y la costa oriental es única, pero yo nunca iría a la costa de los pueblos situados al occidente de la capital. Para mí, es un tentáculo de la Málaga hiper-turística que como las olas, se ensanchó sin límites hasta esta provincia.

Almería, como cualquier lugar con un aeropuerto diminuto y un servicio de transporte público limitado, tiene el encanto de ser descubierto. Disfruta de su litoral y si tuvieras paciencia por las playas andaluzas y decidieras visitar el interior, descubrirías un lado de España tan encantador como tímido.

Después de dos días en la sierra, bajo para la capital. Sin duda, tan desconocida como celosa de grandes secretos. En el próximo audio-artículo te los comparto…

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