[vc_row][vc_column][vc_column_text]He seguido el litoral desde Almería, pero saltándome El Ejido (con su otro mar: el de plástico. Kilómetros de invernaderos que dan esa sensación óptica), Roquetas de Mar y demás urbanizaciones para llegar a la playa granadina de La Herradura, un tramo de costa con eso: con forma de herradura y que me recuerda mucho a las calas de Girona y mucho más aún a mis noches de verano por esas tierras y que me apetecía revivirlas.
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Además, he decidido descubrir la provincia antes de ir a la capital y deseo hacerlo subiendo desde el nivel del mar. Una cosa antes, si realmente quieres gozar de playa granadina, por favor no te pierdas las de Salobreña, Almuñécar o Motril, que son merecedoras de su prestigio y además, este último pueblo, productor de unas frutas tropicales sabrosísimas que sirven como excelente reserva de calorías y agua para continuar el viaje.
Granada es “grande” y esa sensación no la da la extensión de la provincia, sino lo singular de sus carreteras que por su trazado y la natura que las envuelve hacen que no puedas correr mucho, mejor. Además, toda la provincia está llena de ventas (restaurantes o bares que hay entre medias de las poblaciones) dónde refrescarte por dentro, por fuera y disfrutar de, según dicen, las mejores tapas de España, o sea, por contexto del mundo. No conozco a nadie que las haya probado y se le haya olvidado la experiencia, a nadie.
La provincia se extiende desde el Mediterráneo hasta llegar a través del espectacular y “lunar” Geoparque de Granada, (en cierto modo similar a la Cappadocia turca) a la preciosa y aceitosa Jaén, aunque he decidido que voy a disfrutar de la montaña más que del plano o la costa; por eso he empezado por Sierra Nevada. Seguramente, si eres de los EE.UU. habrás sentido este nombre en tu país. Eso es debido a que colonos nombraban a cordilleras con ese nombre si tenían similitud de perfil. Pues bien, en este lugar el gozo está garantizado bien sea en invierno para esquiar o en primavera para hacer senderismo. En verano esta sierra te invita a que desmientas un mito. Pásate por La Alpujarra (algunos le llaman “País de ninguna parte”), búscate una estancia y pasea por sus pueblos blancos para conocer a la gente. Se dice que son los menos simpáticos de España pero yo lo niego en rotundo. Antes, en el flanqueo sur hay que pasar por un lugar con una naturaleza y agua super-popular en España: Lanjarón. Un lugar con unas fuentes y unos baños árabes de los mejores de Andalucía. También, en la provincia están los de Alhama, Alicún, Graena y Zújar, pero estos de Lanjarón son como bañarte en La Alhambra. Ah, no te olvides ropa de manga larga, aunque estés en Andalucía y en verano, por las noches refresca y mucho.
Después subiría a Escúzar y Agrón, los pueblos de la familia de mi madre, dónde la sencillez y la sabiduría callada, hacen que el viaje sea vertiginoso hacia descubrir emociones y recuerdos de familia. Cuando el sol deja de ser tan poderoso, las tardes y noches a la fresca son momentos increíbles escuchando cuentos, historias, chistes y retahílas de sus lugareños. Por supuesto, visitaría Santa Fe, que aunque no sea tan bonita como la de Nuevo Méjico (EE.UU), me emociona más para brindar por mis abuelos, comerme un plato de habas con jamón o un “remojón granaino” y salir con fuerzas para llegar a Montefrío. Sin ninguna duda, de los pueblos más bonitos de España y que tiene muchas inspiraciones urbanísticas en su haber. No te lo pierdas.
Realmente en estas pocas palabras no puedo describir tanto y tan bueno de ver y sentir. Cosa que me hace feliz porque así, quizás, te tiente a que lo descubras por ti solo o sola.
Hago noche en Fuente Vaqueros, un pueblo pequeño pero que vio nacer y crecer al poeta más grande: Federico García Lorca. Estaré comiendo, paseando, disfrutando las calles que lo vieron a él, hace años, hacerlo en su breve pero intensa vida y mañana, tomaré un autobús para la ciudad de Granada, donde pasearé del mismo modo, haciéndolo dónde hace años lo hacía mi madre de adolescente. Sí, recuerdo que me decía que iba de paseo a La Alhambra y que era gratuita. Hoy en día lo sigue siendo para los locales, para nosotros hay que pagar, pero pocas veces en la vida, se hace tan gustosamente. Te cuento en el próximo audio-artículo.
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