[vc_row][vc_column][vc_column_text]Málaga no es la provincia más grande, en superficie, de Andalucía, lo es Sevilla. Málaga no es tampoco la más mediática, lo son Sevilla y Granada. Sin embargo, tiene el tercer aeropuerto con más pasajeros de España, tiene al artista más reconocido y valorado: Pablo Picasso… y tiene el Sol y el mar, que ambos juntos forman La Costa del Sol. Sí. Un litoral hiper-urbanizado, lleno de autopistas, campos de golf, mansiones inmensas de jeques árabes y oligarcas rusos y Marbella, un lugar único en España y que solo se me ocurre comparar con Montecarlo, Las Vegas u otra ciudad “pecadora”… Pero eso es otro cantar.
¿Quieres escuchar este post? ↓
Vengo siguiendo la costa desde Almuñécar, Granada y lo hago con ligereza para ir directo a la capital saltándome poblaciones soldadas con cemento.
En la capital, lo primero, buscar un alojamiento barato y limpio. He decidido buscar un hostal en el centro para inter-actuar con personas de todos lares en las noches de verano. Málaga se transforma en agosto por la Feria de Málaga o de Agosto como se le llama también. Es sensacional porque si eliges bien, puedes disfrutar del folclore como lo hace un malagueño: como un vecino más. A esa feria ya he asistido y por eso mismo me refugio en el centro. Decido hospedarme en el barrio del Soho porque es el más bohemio, es como si fuera una galería de arte al aire libre. Si tuvieras un presupuesto más bajo, busca por el barrio cercano de El Perchel, junto al río Guadalmedina. Y si no te importa dormir tarde, entonces, sin duda, busca una cama en el barrio de La Merced. El barrio que vio corretear al autor de El Guernica y que ahora tiene un par de calles perfectas para salir de fiesta.
Una vez hospedado me planeo la visita. El verano malagueño es muy caluroso. Es por eso que los descubrimiento hay que hacerlos contra el sol: por la mañana temprano y a última hora de la tarde. Por historia y bien conservado, sin duda, empezaré por el Castillo de Gibralfaro. Está muy bien cuidado y las vistas, al tener que subir a la parte alta de Málaga, son las mejores.
Si quieres hacer una vuelta “cultureta” entonces hazte este triángulo museístico: El Museo de Málaga, que a mí, me gusta más el edificio que lo que se expone, El Centre Pompidou, que es una “embajada” cultural francesa y claro, un precioso palacio renacentista que cobija el Museo Pablo Picasso. Un museo que cumple con el deseo que tuvo el artista exiliado, de un espacio en su ciudad natal, para que cobijara su obra a posteriori. Si eres muy “picassiano” pasa por su casa natal… a mí no me entusiasmó, pero claro, yo soy muy Daliniano.
Si no te cansaste de fortalezas árabes con el atracón de La Alhambra, entonces ves a ver y sentir La Alcazaba de Málaga que es muy espaciosa e inspiradora, digna de respirar… y de buscar sombra si el sol apretara. A pocos metros de distancia física pero a mucho siglos de distancia temporal, se encuentra el Teatro Romano. No es el mejor conservado, pero sirve para abrir el apetito de los vestigios, de ese imperio, que encontraremos por esta parte del país… camino de Extremadura.
¿Dónde retomamos fuerzas? Pues de tapeo por la ciudad. Si quieres espetos, vete a los chiringuitos de la playa de la Malagueta o a la que quieras. Si lo que deseas es seguir el ritmo de Granada, entonces pásate por la Calle Larios. No es lo mismo que en Granada en cuanto al precio, pero la calidad y el sabor no tienen nada que envidiar. No te pierdas la “porra antequerana”, los “boquerones fritos” ni las “berenjenas con miel de caña”. Además, la calle es muy fesquita y curiosamente adornada. No te defraudará callejear por ahí.
Termino mi visita, después de comer, paseando hacia el Mercado Central de las Atarazanas y una visita exterior de la Catedral de la Encarnación. En un día, sin siesta y sin playa, se puede ver todo esto tranquilamente. Sí.
Salgo en días para descubrir la provincia, hacia el norte. Una parte de Andalucía con una orografía muy similar a la de Granada dónde el ritmo es más diurno, tranquilo y auténtico. La Costa del Sol está al oeste de la capital pero para mí, no es España, es “Spain”. Te lo comento porque si me estás leyendo o escuchando probablemente sea porque estás estudiando español ¿Sí o “yes”? Pues entonces, coge la brújula y hacia el norte, que esta provincia tiene lugares que no se te van a olvidar como tampoco el subjuntivo.
[/vc_column_text][vc_empty_space height=”17″][/vc_column][/vc_row]