[vc_row][vc_column][vc_column_text]Guadalajara ¿Pero eso no está en México? Sí, también. Como Barcelona en Venezuela, Córdoba en Andalucía y Argentina o Santa Fe en Granada y en los Estados Unidos. Guadalajara fue un nombre de ciudad más que los colonos por romanticismo o deseo de perennidad llevaron al Nuevo Mundo para eternizar el nombre de la tierra de sus orígenes.
Te invito a descubrir las dos Guadalajara, la Europea y la centro-americana. Yo te voy a compartir, para mí, una provincia perfecta para conocer la idiosincrasia española y el idioma español que aquí, en Castilla – La Mancha más que nunca, se puede denominar castellano, sí.
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Si eres europeo, tu ya estás acostumbrado a una arquitectura medieval en tu ciudad en alguna ciudad vecina: castillos, pueblos de piedra, centros históricos, festivales de música medieval etc… ¿verdad? Pues en esta región tantos siglos siendo fronteriza, la cantidad de castillos, fortalezas y atalayas es increíble, pero me atrevo a decir que casi cada pueblo tiene su castillo y estos, son distintos de los del norte de este continente. Guadalajara, y en contexto la región, es como una Escocia mediterránea, está plagada de castillos, de hecho, de ahí le viene el nombre ¿no?
Guadalajara tiene pueblos pintorescos que están incluidos entre los más bonitos de España como por ejemplo Atienza (1 de los 4 pueblos de Guadalajara incluido en la lista de los Pueblos más Bonitos de España). Otro es Hita, famoso por su escritor arcipreste. En este pueblo, que visité en su día por su patrimonio arquitectónico pero del que salí con muchos amigos en mis recuerdos en lugar de eso. Durante la Guerra Civil fue muy destruida pero todavía queda la esencia y más aún, una gente maravillosa que me ha hecho volver hasta en 3 ocasiones.
De esta lista subjetiva y no exenta de interés, en la que las autoridades numeran los pueblos más bonitos de España, para mí, el más encantador es Pastrana. Cuando lo ves desde lejos, en la ladera de la montaña, no te llama especialmente la atención. Sin embargo, cuando callejeas, especialmente en la parte más alta, verás que hay calles que te desorientarán y no sabrás si estás en el s.XXI o en el XV. Es un pueblo que no te deja indiferente.
Si es en julio cuando visitas esta provincia, especialmente la segunda quincena, sí o sí, debes visitar Brihuega ya que sus campos de lavanda son imponentes y un “regalazo” para los sentidos, especialmente el del olfato y la vista. No hay nada igual en toda España.
Guadalajara tiene una serie de pueblos llamados “Pueblos Negros”. Quizás el más popular sea Campillo de Ranas. A estas villas se las llama así por la pizarra que es parte de su decoración y material de construcción a la vez. Cogolludo es otro pueblo negro pero esta vez, sus atractivos son el Hayedo de Tejera Negra, un precioso bosque de hadas y el Palacio de los Duques de Medinacelli, el primero renacentista fuera de Italia.
De estos pueblos negros, para mí el más bonito es Valverde de los Arroyos y lo es porque tiene agua, frescura y un entorno natural que hace al lugareño de esta tierra , muy satisfecho de su origen y eso es genial para los visitantes porque aunque seamos desconocidos, ellos nos tratan como familia.
Cifuentes, como todos los pueblos de esta provincia que durante siglos también fue frontera, tiene su castillo o fortaleza. Sin embargo, para mí, el atractivo es que hay agua por todos lados. El castillo del pueblo es muy digno de ver. Me despido recomendándote Sigüenza. Es de los pueblos más grandes de Castilla. Algunos dicen que es ciudad y otros que no. Sin embargo, cuando paseas por su centro histórico, parece que estés en otra localidad y en otro tiempo. Su conjunto medieval es digno de visitar y si deseas invertir tu tiempo en patrimonio religioso-histórico, estás en un lugar casi perfecto… y si deseas gastronomía castellana también.
Cualquiera de estos pueblos transmite la esencia castellana: arquitectura, castillos, gente de paz y buen vivir. En todos puedes disfrutar de una cocina local maravillosa dónde destacan el Cabrito asado, el cordero a la alcarria , la caldereta y los hornazos. Menús muy sabrosos aunque creados sin pensar en los vegetarianos ni veganos. Y como siempre, todo con un excelente queso y vino manchegos.
Es imposible ver toda la provincia en un día ni en dos. Lo mejor es dejarse llevar por el ritmo de la tierra y que tu visita dure lo que tenga que durar. Mañana voy hacia la capital. No es de las más atractivas de España, según las guías de viaje y eso, me hace predecir que cosas interesantes se esconden dentro de esa humilde ciudad.
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