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Mi España 40 – La Ciudad de Toledo

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Estoy en Toledo. Quiero descubrir esta ciudad que esconde a otra. No solo la parte monumental y no solo el Toledo diurno. No, también quiero saber del Toledo nocturno, mágico y misterioso… que ha sido muy importante para esta hermosa ciudad.

Mucha gente viene aquí desde la capital con un tren rápido a pasar unas horas, visita lo recomendable y después regresa a Madrid con un “souvenir” medieval ya que con el tren de RENFE – Media Distancia se tardan solamente unos 35 minutos. Es decir, menos que un metro entre punta y punta de la capital. Eso hace que esta ciudad histórica se convierta en “comida rápida de los estómagos turísticos” y para mí, es un tremendo error. Tremendo.

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Siempre que visito Toledo tengo la misma sensación de viajar en el tiempo. Notar como mi calzado se va adaptando a los adoquines y piedras del pavimento, también, por supuesto, que mire dónde mire vea piedra e historia, me hace siempre sentir que viajar a Toledo no es solo un viaje físico si no también mental y emocional. Por supuesto, siempre hay alguna pizzería, un cajero automático o una tienda de accesorios de telefonía móvil que te vuelve a la realidad del siglo en el que vivimos.

A Toledo se le llama muy merecidamente “La tierra de las 3 culturas”. El legado cristiano, judío y musulmán está muy latente y es el reclamo para el visitante. Obviamente, el último, el cristiano, prevalece y además intenta exterminar el rastro del legado de su predecesor. Eso pasa mucho en España en el que mezquitas fueron reconvertidas en iglesias como al revés han hecho en países musulmanes. Ya sabes: la historia la escribe el que vence.

Todo y eso, hay suficiente documentación en Internet o en las oficinas de turismo como para tener una idea de la realidad histórica.

Como te dije al principio, Toledo hay dos, el diurno y el nocturno. Ambos son especiales y disfrutar de sus calles y rincones llenos de signos del pasado es una experiencia que recomiendo. Además, la avalancha de turistas se ha ido y puedes sentirte más relajado y en más intimidad. Esta ciudad además tiene unos exteriores maravillosos y no es mala idea rodearla con tu auto, bicicleta o con el tren turístico que sale desde la Plaza de Zocodover y que te muestra la majestuosidad de la que fuera capital del reino en la época de Carlos I. Toledo es una ciudad medieval por lo que al tener un callejero laberíntico, no tienes perspectiva de la majestuosidad del Alcázar u otros edificios, si no es desde fuera, y ahí es donde yo invito a parar, ver, tomarse un helado y disfrutar en uno de los muchos miradores que hay. ¿Mi favorito? es el Mirador del Valle.

Nuevamente tengo que decir que necesitaría varios audio-artículos para describir los lugares más históricos de esta ciudad y que cualquier guía turística en línea o de un tríptico de la Oficina de Turismo toledana te daría esa información mejor que yo.

Él increíble Alcázar, la Catedral, la Sinagoga de Santa María la Blanca, El Monasterio de San Juan de los Reyes, los puentes sobre el río Tajo, especialmente el Puente de Alcántara, la Puerta de Bisagra y así un larguísimo etcétera, son lugares increíbles y que tienen una historia propia realmente única. Toledo es un lugar que merece ser conocido por nosotros, miembros de una generación abocada a la sensación de inmediatez y en el que el concepto de trabajo, tiempo y paciencia no está en nuestro diccionario y esta ciudad, con la historia que se respira en ella, nos puede ser una excelente terapia.

Párate a hablar con un toledano, observa los edificios sentado, tranquilo, ya harás la foto después, es mejor que tengas en tu mano un mazapán u otro dulce toledano y admires esos monumentos que son capaces de hablar con detalles, arquitectura indestructible y mucho esfuerzo humano.

Toledo es uno de los lugares más visitados y a la vez, más desconocidos. Me gusta pasear por Toledo, hacer amigos, sentirme ignorante y abrir los ojos como los de un niño para poder  ver esta ciudad “de película”.

Mañana, salgo para la provincia, una provincia eclipsada por su capital y que mantiene un interés maravilloso que nos está esperando. A mí, mañana ¿y a ti?

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