[vc_row][vc_column][vc_column_text]Cuando ya hemos sentido que la ciudad de Barcelona nos ha “picado” y nos ha enamorado es el momento de salir y tomar el aire. A Barcelona siempre se vuelve. Es muy difícil conocer a alguien que solamente la haya visitado una vez. La realidad, es que mi ciudad es una ciudad de ciudades. Conforme iba creciendo, iba absorbiendo pueblos colindantes como Gracia, Vallcarca, Poble Sec y eso indudablemente dejó y deja rastro ya que las personalidades de los lugares y lugareños nunca se mimetizan al 100% con el Ensanche “Eixample” que los va uniendo como si fuera una corriente de lava cementera.
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Barcelona es de las ciudades con más marketing internacional y eso ha hecho que haya eclipsado una multitud de cosas y lugares interesantes que hay alrededor de ella. Algunas, también se han incluido en la oferta turística de la ciudad con viajes organizados, o conexiones de transporte público específicas para esos lugares que te permiten ir-visitar-volver de una manera que parezcan tentáculos de la ciudad. Lugares como Montserrat, Sitges, La Colonia Güell, Las Cavas de Codorniu o Freixenet, incluso más lejanos como el Museo Dalí, la Costa Brava o las ciudades de Girona y Tarragona, que merecerían días y días, te lo sintetizan para que en 3 o 4 horas tengas la sensación de haberlo visto todo y, lógicamente es físicamente imposible el hacerlo.
Ver Montserrat es mucho más que la abadía. Están las Cuevas del Salnitre, el pueblo de El Bruc, Collbató o Monistrol, llenos de gente amable y dicharachera, y sus mercados al aire libre. También, es disfrutar de caminar, hacer senderos, interminables, dónde puedas sentir el aire fresco de los pre-pirineos. Ver Sitges no es solo pasear por el pueblo blanco, es sentarse frente al Mediterráneo y sentirte parte de una zona del mundo que es pura historia, perderse por sus calles llenas de gente y tiendas que te ofrecen en un escaparate siempre una sonrisa. Bares pequeños dónde “tapear” significa una oportunidad de hablar e integrarte, ser uno más. Es muy fácil que en mi tierra tengas la oportunidad de pernoctar en un hostal barato porque has encontrado a personas que te han invitado a una fiesta o a unirte a su grupo para pasar una velada inolvidable y, si tienes esa libertad que te da el viajar sin “tener la hora del tique de vuelta” vas a conocer realmente dónde estás.
Esa es la clave de viajar por España. Esas es la magia de Ibiza, de Andalucía, de Madrid, de El País Vasco, del Camino de Santiago. Que los viajeros que han tenido experiencias con nuestra hospitalidad, lo han reflejado en sus notas de viaje, lo han compartido en sus países de origen y han conseguido expandir que España es un país que se disfruta mucho más “dejándose llevar”. Viajar a países mediterráneos es tener la oportunidad de introducirse entre nosotros. Sí, nosotros los españoles, acostumbrados a ver turistas desde que nacemos, pensamos que son parte del paisaje, como los gatos, no quieren que se les moleste pero a la misma vez, lo observan todo. Nosotros somos abiertos y receptivos. Vengas de dónde vengas, si te acercas y nos preguntas, te ayudaremos tanto como pidas. Si pides información tendrás eso, si lo que “necesitas” es mucho más, aquí está.
España es un país puente entre continentes: Europa y África. Hay gente que lo ha pasado, pasa y pasará sin mirar por la barandilla y gente que se quedará a observar hasta enamorarse de un lugar que te espera con los brazos abiertos. La mejor guía turística es tu capacidad de abrirte, dejar los prejuicios negativos y positivos y simplemente, ser tu mismo…
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