[vc_row][vc_column][vc_column_text]Estoy muy contento, mucho. Lo estoy porque mis vídeos “newsletter” gramaticales mensuales están llegando a su objetivo: enseñar gramática a la misma vez que comparto lugares muy especiales que hay alrededor de Montserrat y Barcelona.
Este jueves, una estudiante de Singapur me dijo: “pensaba que Gaudí solo había trabajado en la ciudad de Barcelona”, no, el maestro, de hecho, nació lejos de ella, lo hizo en Reus (Tarragona) y su legado está por toda España. Ese, es uno de mis objetivos, enseñar y compartir la España menos promocionada al extranjero, es decir la de los españoles.
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Mientras grababa el vídeo, iba paseando por esas calles anaranjadas y rojizas por sus variados estilos de enladrillado, esos edificios únicos (de verdad que lo son) y la sensación era de “atemporalidad” total. La Colonia Güell es de ese tipo de lugares que te invade los cinco sentidos y en el que puedes ver que el arte y la funcionalidad pueden ir de la mano. Sí, esa peculiaridad de Gaudí de fusionar pragmatismo y eficacia que le hizo único, era innata y eso lo demuestran los trabajos previos que hizo en las afueras de la gran ciudad.
En mi opinión, si se desea transcendencia en la obra, se deben cumplir estas dos premisas igual que lo hicieron en su día las obras e invenciones de Galielo Galiei, la música de Mozart, la pintura de Velázquez o la escultura de MIguel Ángel: embellecer los sentidos y a la misma vez, otorgar un beneficio cultural y/o social.
El mayor lujo era poder disfrutar de ese paseo y momento con mi hermano pequeño, él tenía menos visto el lugar y me daba su opinión “menos viciada” en todo momento y eso me hacía muy fácil el elegir los lugares que filmar para intentar convencerte de que Barcelona tiene cientos de joyas “fuera del joyero” que es la propia ciudad.
La naturaleza es lo más maravilloso y fundamental en nuestras vidas y nuestras mentes tan “urbanas” y sedentarias, encuentran en Gaudí la fusión de ambas necesidades ¿sí? Pues en la Colonia Güell, el lugar que fuera el laboratorio de pruebas de nuevos materiales y líneas perfecto de mi tocayo Antonio, maduró para luego universalizarse en desparpajo y genuinidad con la Sagrada Familia y un larguísimo etcétera de obras que, a día de hoy, son patrimonio cultural del mundo y que tú ya conoces de sobras.
Me encanta ver “la gestación de su talento”. Desde la matriz inspiradora de Montserrat, los primeros latidos de vida de su arte único en la Colonia Güell y terminar en su obra requiem, que es la embajada de la gloria arquitectónica en la ciudad condal.
Despido este artículo como lo he empezado: muy contento, muchísimo porque me brillaron los ojos de emoción cuando tomé estas fotografías de solo pensar que pronto podríamos pasear y conversar juntos por estas calles bicentenarias , poder invitarte a un almuerzo tradicional en el Ateneo, tener una inspiración en la cripta de la iglesia y todo bajo el hilo musical de cientos de pájaros. Eso sí, como siempre, todo en español 😉
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